viernes, enero 11, 2013

La línea de la vida

Aquel hombre se empeñaba en negar toda predicción acerca de su vida, porque pensaba que él era totalmente dueño de su destino. Una gitana se ofreció a leer la palma de su mano y él aceptó sólo para incomodarla contrariando sus predicciones.
   La línea de la vida se detenía abruptamente.
   La gitana, muy extrañada, auguró una vida longeva y próspera. Aquel hombre sonrió, exclamó en tono desafiante “¡Mentira!”, y se voló la tapa de los sesos.

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